Primera revelación 27 de diciembre de 1673
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“…Estando delante del Santísimo Sacramento, me encontré toda penetrada por esta divina presencia; pero tan fuertemente, que me olvidé de mí misma y del lugar en que estaba, y me abandoné á este Espíritu entregando mi corazón a la fuerza de su amor. Me hizo reposar por muy largo tiempo sobre su pecho divino, en el cual me descubrió todas las maravillas de su amor y los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado, que hasta entonces me había tenido siempre ocultos. Aquí me los descubrió por vez primera; pero de un modo tan operativo y sensible, que, a juzgar por los efectos producidos en mí por esta gracia, no me deja motivo alguno de duda, a pesar de temer siempre engañarme en todo cuanto refiero de mi interior. He aquí cómo me parece haber sucedido esto:
El me dijo: «Mi divino Corazón
está »tan apasionado de amor por los hombres, y por ti en particular, que no pudiendo
ya contener en sí mismo las llamas de su caridad ardiente, le es preciso
comunicarlas por tu medio, y manifestarse a todos para enriquecerlos con los
preciosos tesoros, que te descubro, y los cuales contienen las gracias
santificantes y saludables necesarias para separarles del abismo de perdición (...).
Fuente: Autobiografía de Santa Margarita María Alacoque. Bilbao, El mensajero. 1890. pp 106.-107
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