No hay como Rosa de Lima. Por Jacinto Verdaguer

30 de agosto/ Memoria de Santa Rosa de Lima

No hay como Rosa de Lima,
si es para amar al buen Dios:
al rezar, un incensario
parece su corazón,
y el alma, una llamarada
que al cielo sube, de amor.
Para holgar, cándido lirio
en un tiesto ella plantó,
como una amorosa imagen
de Cristo Nuestro Señor.
Con sus delicados dedos
cava alrededor,
con agua la sed le apaga
que de sus manos en flor
derrama, cual mansa lluvia
que de los cielos bajó.
Yendo a regarlo así un día,
roto su lirio encontró
y la maceta en pedazos
por los suelos... Da una voz:
“¡Mi Jesús! -muy sorprendida-
¡Mi Jesús! ¿Qué veo yo?
¿Quién de este modo ha pisado
mi queridísima flor?”.
Jesús responde: “Yo soy
quien tu lirio ha destrozado,
pues, Rosa mía, otro amor
fuera del mío no quiero
que anide en tu corazón” (*)

Fuente: Jacinto Verdaguer, sacerdote y poeta catalán.
(*)Este poema se basa en un episodio que tuvo Rosa con Jesús, quien se mostró descontento ante el cuidado excesivo que la santa tenía por una planta de albahaca. El poeta utiliza el lirio en lugar de la albahaca. El episodio figura en el Proceso apostólico y fue contado por Fray Antonio Rodriguez.

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