Para estar en unión con Dios en medio de las ocupaciones. Por San Antonio María Zaccaria

5 de julio/ Memoria de San Antonio María Zaccaria

Pues si queremos simultáneamente estar en unión con Dios y trabajar, conversar [con los hombres], pensar, leer y ocuparnos de los negocios ocurrentes de cada día, es preciso que sepamos elevar a menudo nuestra mente a Dios, por un tiempo largo o breve que sea: exactamente al modo de aquel
[comerciante], el cual, no pudiendo detenerse a conversar con un amigo porque se ve apremiado por unos negocios urgentes - por ejemplo, si tiene que sacar las cuentas, o extender las guías de las mercaderías que pronto deben ser despachadas-, entonces, «Dispénseme -le dice al amigo- si no puedo atenderlo, este trabajo me apura mucho. Espéreme un rato más, que no bien esté desocupado, conversaremos a nuestras anchas».
Claro que seguirá él ocupándose de sus tareas, pero de vez en cuando levantará la vista para mirar al amigo o para decirle una palabra alusiva a lo que tiene a la mano, o bien le anunciará: «¡Un ratito más, y termino!»
Obrando, pues, en esta u otra forma parecida, logra entretener al amigo y hasta interesarlo, pese a que no le dedica más que breves ratos; y sin embargo, hay que reconocer honestamente que con eso no queda él distraído de sus ocupaciones más que en mínima parte.
Así debe hacer usted también, querido amigo; y le aseguro que en nada o muy poco sufrirán sus estudios o sus ocupaciones.

Fuente: Carta  tercera, Milán 28 de julio de 1531 al Procurador Carlos Magni. En:  Escritos de San Antonio María Zaccaria. Edición de los Padres Barnabitas. Provincia Chilena. San Vicente de Tagua, 2008. p 29.