"Retirémonos de esa Mesa
como leones que despiden llamas, terribles para el demonio, considerando quién
es nuestra Cabeza y qué amor ha tenido con nosotros... Esta Sangre, dignamente
recibida, ahuyenta los demonios, nos atrae a los ángeles y al mismo Señor de
los ángeles... Esta Sangre derramada purifica el mundo... Es el precio del
universo, con ella Cristo redime a la Iglesia... Semejante pensamiento tiene
que frenar nuestras pasiones. Pues ¿hasta cuándo permaneceremos inertes? ¿Hasta
cuándo dejaríamos de pensar en nuestra salvación? Consideremos los beneficios
que el Señor se ha dignado concedernos, seamos agradecidos, glorifiquémosle no
sólo con la fe, sino también con las obras"
Fuente; San Juan Crisóstomo. .Citado en Carta Apostólica "Inde a primis" de S.S. Juan XXIII.
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