Oh humildad, flor hermosa, veo que son pocas las almas que te poseen. ¿Será porque eres tan bella y a la vez tan difícil de conquistar? Oh si, una y otra cosa. Dios Mismo se complace en ella. Sobre un alma humilde están entreabiertas las compuertas celestiales y un mar de gracias fluye sobre ella. Oh, qué bella es un alma humilde; de su corazón como de un incensario se eleva toda clase de perfumes particularmente agradables que atraviesan las nubes y alcanzan a Dios Mismo y llenan de gozo su Santísimo Corazón. A tal alma Dios no niega nada; tal alma es omnipotente, ella influye en el destino del mundo entero; a tal alma Dios la eleva hasta su trono y cuanto más ella se humilla tanto más Dios se inclina hacia ella, la persigue con Sus gracias y la acompaña en cada momento con su omnipotencia. Tal alma está unida a Dios de modo más profundo. Oh humildad, arráigate profundamente en todo mi ser. Oh Virgen Purísima, pero también humildísima, ayúdame a conquistar una profunda humildad . Ahora comprendo por qué hay tan pocos santos, porque son pocas las almas profundamente humildes.
Fuente: Santa Faustina Kowalska. Diario. Pto 1306 (50)
Editorial de los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María Massachusetts. 2001.
Fuente: Santa Faustina Kowalska. Diario. Pto 1306 (50)
Editorial de los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María Massachusetts. 2001.
La humildad hace al hombre capaz de Dios. Gracias.
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